Palabras: 152
Personaje: Piper Hewitt.
Intrusa.
Odio. Si lo piensas bien, son
cuatro letras, un sonido rápido y claro. Odio. O-d-i-o. Cuatro letras, una que
se repite al principio y al final, como si cerraran un ciclo, un ciclo infinito
de sentimientos, los más oscuros y atroces sentimientos.
Esa era la palabra que recorría
cada hormona y partícula de la sensual e intransigente Piper Hewitt al observar
a la lejanía a la torpe, de pies pequeños, de cabello enredado y de muy poca
elegancia al caminar, más bien de cero elegancia en lo que sea; sí, a esa, a la que cruzaba en ese momento el
gran salón y que se suponía que debía llamar “hermanastra”.
Una simple y pura palabra que
reflejaba un matrimonio destruido, una familia impura, fétida, maculada y grotesca.
Una familia con un apellido que debía compartir con esa intrusa.
Intrusa, le gustaba esa palabra para ella.
Sonrió.
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